8. Perry-the-winkle John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)
The Lonely Troll he sat on a stone and saog a mournful lay: ‘0 why, 0 why must I live on my own in the hills of Faraway? My folk are gone beyond recall and take no thought of me; alone I’m left, the last of all from Weathertop to the Sea’.
‘I steal no gold, I drink no beer, I eat no kind of meat; but People slam their doors in fear, whenever they hear my feet. 0 how I wish that they were neat, and my hands were not so rough! Yet my heart is soft, my smile is sweet, and my cooking good enough.’
‘Come, come!’ he thought, ‘this will not do! I must go and find a friend; a-walking soft I’ll wander through the Shire from end to end’. Down he went, and he walked all night with his feet in boots of fur; to Delving he came in the morning light, when folk were just astir.
He looked around, and who did he meet but old Mrs. Bunce and all with umbrella and basket walking the street; and he smiled and stopped to call: ‘Good morning, ma’am! Good day to you! I hope I find you well?’ But she dropped umbrella and basket too, and yelled a frightful yell.
Old Pott the Mayor was strolling near; when he heard that awful sound, he turned all purple and pink with fear, and dived down underground. The Lonely Troll was hurt and sad: ‘Don’t go!’ he gently said, but old Mrs. Bunce ran home like mad and hid beneath her bed.
The Troll went on to the market-place and peeped above the stalls; the sheep went wild when they saw his face, and the geese flew over the walls. Old Farmer Hogg he spilled his ale, Bill Butcher threw a knife, and Grip his dog, he turned his tail and ran to save his life.
The old Troll sadly sat and wept outside the Lockholes gate, and Perry-the-Winkle up he crept and patted him on the pate. ‘O why do you weep, you great big lump? You’re better outside than in!’ He gave the Troll a friendly thump, and laughed to see him grin.
‘0 Perry-the-Winkle boy’, he cried, ‘come, you’re the lad for me! Now if you’re willing to take a ride, I’ll carry you home to tea’. He jumped on his back and held on tight, and ‘Off you go!’ said he; and the Winkle had a feast that night,
There were pikelets, there was buttered toast, and jam, and cream, and cake, and the Winkle strove to eat the most, though his buttons all should break. The kettle sang, the fire was hot, the pot was large and brown, and the Winkle tried to drink the lot, in tea though he should drown.
When full and tight were coat and skin, they rested without speech, till the old Troll said: ‘I’ll now begin the baker’s art to teach, the making of beautiful cramsome bread, of bannocks light and brown; and then you can sleep on a heather-bed with pillows of owlets’ down’.
‘Young Winkle, where’ve you been?’ they said. ‘I’ve been to a fulsome tea, and I feel so fat, for I have fed on cramsome bread’, said he. ‘But where, my lad, in the Shire was that? Or out in Bree?’ said they. But Winkle he up and answered flat: ‘I aint a-going to say’.
’But I know where’, said Peeping Jack, ‘I watched him ride away: he went upon the old Troll’s back to the hills of Faraway’. Then all the People went with a will, by pony, cart, or moke, until they came to a house in a hill and saw a chimney smoke.
They hammered upon the old Troll’s door. ‘A beautiful cramsome cake O bake for us, please, or two, or more; ’Go home, go home!’ the old Troll said. ’I never invited you. Only on Thursdays I bake my bread, and only for a few’.
’Go home! Go home! There’s some mistake. My house is far too small; and I’ve no pikelets, cream, or cake: the Winkle has eaten all! You Jack, and Hogg, old Bunce and Pott I wish no more to see. Be off! Be off now all the lot! The Winkle’s the boy for me!’
Now Perry-the-Winkle grew so fat through eating of cramsome bread, his weskit bust, and never a hat would sit upon his head; for Every Thursday he went to tea, and sat on the kitchen floor, and smaller the old Troll seemed to be, as he grew more and more.
The Winkle a Baker great became, as still is said in song; from the Sea to Bree there went the fame of his bread both short and long. But it weren’t so good as the cramsome bread; no butter so rich and free, as Every Thursday the old Troll spread for Perry-the-Winkle’s tea.
8. Perry el guiños
El Troll solitario sentado en una piedra, Cantaba una canción triste: ”¿Por qué, oh, por qué tengo que vivir solo En las Colinas de Allá Lejos? Los míos se fueron, no puedo llamarlos Y ya no piensan en mí; Solo me han dejado, el último de todos, De la Cima de los Vientos al Mar.”
”No robo oro, no bebo cerveza, No como clase alguna de carne; Pero la gente atemorizada cierra sus puertas, En cuanto oye mis pasos. ¡Oh, como desearía que fueran más amables, Y mis manos no tan rudas! ¡Sin embargo, mi corazón es blando, mi sonrisa es dulce, Y no soy mal cocinero!”
”¡Vamos, vamos!”, pensó, “¡Esto no puede ser! Debo partir y encontrar un amigo; Caminando sin prisa, recorreré La Comarca de punta a punta”. Así que partió, y caminó toda la noche Con los pies envueltos en botas de piel; Llegó a Delagua con la luz de la mañana, Cuando las gentes empezaban a ponerse en movimiento.
Miró a su alrededor, y a quién halló Sino a la anciana señora Bunce Con cesta y sombrilla, andando por la calle; Y sonrió y se detuvo para llamarla: ”¡Buenos días, Madame! ¡Que tenga un buen día! Espero que se encuentre bien”. Pero ella arrojó la sombrilla y la cesta Y lanzó un espantoso grito.
El viejo Pott, el Alcalde, paseaba por allí cerca; Cuando oyó aquel terrible sonido, Del miedo se tornó púrpura y rosado, Y se puso a cavar bajo tierra. El Troll solitario se sintió herido y triste: ”¡No se vaya!”, dijo alegremente, Pero la vieja señora Bunce corrió a casa como enloquecida Y se escondió bajo la cama.
El Troll llegó a la Plaza del Mercado Y atisbó por sobre los puestos; Las ovejas tornáronse salvajes al ver su cara Y los gansos volaron por encima de las tapias. El viejo granjero Hogg derramó su cerveza, Bill el Carnicero arrojó su cuchillo, Y su perro Grip hizo girar su cola Y corrió para salvar la vida.
El viejo troll se sentó tristemente y lloró Junto a la puerta de las Celdas, Y Perry el Guiños se acercó a él Y le dio una palmadita en la espalda. ”¿Oh, por qué lloras, bulto grandullón? ¡Estás mejor fuera que dentro!” Dio al troll un golpe amigable, Y rió al verle sonreír.
”¡Oh, Perry el Guiños, muchacho”, gritó, ”Ven, tú eres la persona indicada! Si estás deseando dar una vuelta Te llevaré a casa para tomar el té”. Él saltó sobre su espalda y se agarró con fuerza, Y dijo “¡Adelante!”; Y Guiños tuvo una fiesta aquella noche, Y se sentó en la rodilla de viejo troll.
Hubo pastas de té, y tostadas con mantequilla, Y jamón, y crema, y pastel, Y Guiños se esforzó para ser el que más comiera, Aunque todos sus botones se rompieran. La olla cantó, el fuego ardía, La marmita era grande y marrón, Y Guiños trató de beber mucho té, Aunque se ahogara.
Cuando rellenos y tiesos estuvieron la chaqueta y la piel, Permanecieron sin hablar, Hasta que el Viejo Troll dijo: “Ahora empezaré A enseñarte el arte del panadero, La hechura de maravilloso pan relleno, De tortas ligeras y pardas; Y entonces podrás dormir en un lecho de plumas Con almohadas de pluma de búho”.
”Joven Guiños, ¿dónde has estado?”, dijeron ellos. He estado en un té indecente, Y me siento hinchado, porque he comido Pan relleno”, dijo él. ”¿Pero en qué lugar de la Comarca, muchacho, ha ocurrido eso? ¿O ha sido fuera, en Bree?”, dijeron ellos. Pero Guiños contestó simplemente: ”No voy a decirlo”.
”Yo sé donde”, dijo Jack el Curioso, ”He observado como cabalgaba: Fue sobre la espalda del Viejo Troll A las colinas de Allá Lejos”. Entonces todo el mundo fue voluntariamente, En Poney, en carruaje, o en un jamelgo, Hasta que llegaron a una casa en la colina Y vieron una humeante chimenea.
Golpearon la puerta del Viejo Troll. ”¡Cocina para nosotros Un delicioso pastel relleno, Por favor, o dos o más!” ”¡Cocínalo!”, dijeron, “¡cocínalo!” ”¡Idos a casa, idos a casa!”, dijo el Viejo Troll, ”Yo no os he invitado”. Solo los jueves cocino mi pan, Y solo para unos pocos”.
”¡Idos a casa, idos a casa! Aquí hay un error. Mi casa es demasiado pequeña; No tengo pastas, ni crema, ni pasteles: ¡Guiños se lo ha comido todo! Tú, Jack, y Hogg y el Viejo Bunce y Pott, No quiero ver a nadie más. ¡Largaos! ¡Largaos todos! ¡Guiños es mi tipo favorito!”
Perry el Guiños se engordó muchísimo Por comer pasteles rellenos, Su faja se rompió, y nunca más un sombrero Pudo ponerse en la cabeza; Porque cada jueves iba a tomar el té, Y se sentaba en el suelo de la cocina, Y más pequeño el Troll parecía A medida que él crecía y crecía.
Guiños llegó a ser un gran panadero, Como aún dice la canción; Desde el mar a Bree llegó la fama De su pan corto y largo. Pero no era tan bueno como el pastel relleno; No tenía tan rica mantequilla, Como cada jueves el Viejo Troll ofrecía Para el té de Perry el Guiños.Etiquetas: J.R.R. Tolkien |