The Return of the King. The Battle of the Pelennor Fields John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)
We heard of the horns in the hills ringing, the swords shining in the South-kingdom. Steeds went striding to the Stoningland as wind in the morning. War was kindled. There Théoden fell, Thengling mighty, to his golden halls and green pastures in the Northern fields never returning, high lord of the host. Harding and Guthláf, Dúnhere and Déorwine, doughty Grimbold, Herefara and Herubrand, Horn and Fastred, fought and fell there in a far country: in the Mounds of Mundburg under mould they lie with their league-fellows, lords of Gondor. Neither Hirluin the Fair to the hills by the sea, nor Forlong the old to the flowering vales ever, to Arnach, to his own country returned in triumph; nor the tall bowmen, Derufin and Duilin, to their dark waters, meres of Morthond under mountain-shadows. Death in the morning and at day's ending lords took and lowly. Long now they sleep under grass in Gondor by the Great River. Grey now as tears, gleaming silver, red then it rolled, roaring water: foam dyed with blood flamed at sunset; as beacons mountains burned at evening; red fell the dew in Rammas Echor.
El Retorno del Rey. La Batalla de los Campos del Pelennor
En las colinas oímos resonar los cuernos; brillaron las espadas en el Reino del Sur. Como un viento en la mañana los caballos galoparon hacia los Pedregales. Ya la guerra arreciaba. Allí cayó Théoden, hijo de Thengel, y a los palacios de oro y las praderas verdes de los campos del Norte nunca más regresó. Allí en tierras lejanas murieron combatiendo Gúthlaf y Hardin, Dúnhere, Deorwine y el valiente Grimbold, Herfara, Herubrand, Horn y Fastred. Hoy en Mundburgo yacen bajo los Túmulos junto a sus aliados, señores de Góndor. Ni Hirluin el Hermoso a las colinas junto al mar, ni Forlong el Viejo a los valles floridos del reino de Arnach retornaron en triunfo. Y los altos arqueros Derufin y Duilin nunca más contemplaron a la sombra de las montañas las aguas oscuras del Morthond. La muerte se llevó a nobles y a humildes desde la mañana hasta el término del día. Un largo sueño duermen ahora junto al Río Grande, bajo las hierbas de Góndor. Las aguas que corrían rugiendo y eran rojas son grises ahora como lágrimas, de plata centelleante; la espuma teñida de sangre llameaba al atardecer; las montañas ardían como hogueras en la noche; rojo cayó el rocío en el Rammas Echor.Etiquetas: J.R.R. Tolkien |