The Fellowship of the Ring. Lothlórien John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973)
An Elvin-maid there was of old, A shining star by day: Her mantle white was hemmed with gold, Her shoes of silver-grey.
A star was bound upon her brows, A light was on her hair As sun upon the golden boughs In Lórien the fair.
Her hair was long, her limbs were white, And fair she was and free; And in the wind she went as light As leaf of linden-tree.
Beside the falls of Nimrodel, By water clear and cool, Her voice as falling silver fell Into the shining pool.
Where now she wanders none can tell, In sunlight or in shade; For lost of yore was Nimrodel And in the mountains strayed.
The elven-ship in haven grey Beneath the mountain-lee Awaited her for many a day Beside the roaring sea.
A wind by night in Norhtern lands Arose, and loud it cried, And drove the ship from elven-strands Across the streaming tide.
When dawn came dim the land was lost, The mountains sinking grey Beyond the heaving waves that tossed Their plumes of blinding spray.
Amroth beheld the fading shore Now low beyond the swell, And cursed the faithless ship that bore Him far from Nimrodel.
Of old he was an Elven-king, A lord of tree and glen, When golden were the boughs in spring In fair Lothlórien.
From helm to see they saw him leap, As arrow from the string, And dive into the water deep, As mew upon the wing.
The wind was in his flowing hair, The foam about him shone; Afar they saw him strong and fair Go riding like a swan.
But from the west has come no word, And on the Hither Shore No tidings Elven-folk have heard Of Amroth evermore.
La Comunidad del Anillo. Lothlórien
Había en otro tiempo una doncella élfica, una estrella que brillaba en el día, de manto blanco recamado en oro y zapatos de plata gris.
Tenía una estrella en la frente, una luz en los cabellos, como el sol en las ramas de oro de Lórien la bella.
Los cabellos largos, los brazos blancos, libre y hermosa era Lórien, y en el viento corría levemente, como la hoja del tilo.
Junto a los saltos de Nimrodel, cerca del agua clara y fresca, la voz caía como plata que cae en el agua brillante.
Por dónde anda ahora, nadie sabe, a la luz del sol o entre los sombras, pues hace tiempo que Nimrodel se extravió en las montañas.
Un barco elfo en el puerto gris, bajo el viento de la montaña, la esperó muchos días junto al mar tumultuoso.
Un viento nocturno en el norte se levantó gritando, y llevó la nave desde las playas élficas sobre olas que iban y venían.
Cuando asomó la pálida aurora las montañas grises se hundían más allá de las olas empenachadas de espuma enceguecedora.
Amroth vio que la costa desaparecía debajo y más allá de la ola, y maldijo la nave pérfida que lo llevara lejos de Nimrodel.
Había sido antaño un rey élfico señor del valle y los árboles, cuando los brotes primaverales se doraban en Lothlórien la bella.
Lo vieron saltar desde la borda como flecha de un arco y caer en el agua profunda como una gaviota.
El aire le movía los cabellos, y la espuma le brillaba alrededor, lo vieron de lejos hermoso y fuerte deslizándose como un cisne.
Pero del Oeste no llegó una palabra, y en la Costa Citerior los elfos nunca tuvieron noticias de Amroth.Etiquetas: J.R.R. Tolkien |