Walt Whitman -5. I believe in you my soul...- |
jueves, 17 de abril de 2003 |
I believe in you my soul... Walt Whitman (EEUU, 1819-1892)
5 I believe in you my soul, the other I am must not abase itself to you, And you must not be abased to the other.
Loafe with me on the grass, loose the stop from your throat, Not words, not music or rhyme I want, not custom or lecture, not even the best, Only the lull I like, the hum of your valved voice.
I mind how once we lay such a transparent summer morning, How you settled your head athwart my hips and gently turn'd over upon me, And parted the shirt from my bosom-bone, and plunged your tongue to my bare-stript heart, And reach'd till you felt my beard, and reach'd till you held my feet.
Swiftly arose and spread around me the peace and knowledge that pass all the argument of the earth, And I know that the hand of God is the promise of my own, And I know that the spirit of God is the brother of my own, And that all the men ever born are also my brothers, and the women my sisters and lovers, And that a kelson of the creation is love, And limitless are leaves stiff or drooping in the fields, And brown ants in the little wells beneath them, And mossy scabs of the worm fence, heap'd stones, elder, mullein and poke-weed.
Creo en tí, alma mía...
5 Creo en ti, alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante ti, ni tu debes ser humillada ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta, no quiero palabras, ni música, ni rimas, no quiero costumbres ni discursos, ni aún los mejores, sólo quiero la calma, el arrullo de tu velada voz.
Recuerdo cómo yacimos juntos cierta diáfana mañana de verano, cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera y suavemente te volviste hacia mí, y apartaste la camisa de mi pecho, y hundiste la lengua hasta mi corazón desnudo, y te extendiste hasta tocar mi barba, y te extendiste hasta abrazar mis pies.
Prontamente crecieron y me rodearon la paz y el saber que rebasan todaslas disputas de la Tierra, y sé que la mano de dios es mi prometida, y sé que el espíritu de Dios es mi propio hermano, y que todos los hombres que alguna vez vivieron son también mis hermanos, y las mujeres mis hermanas y amantes, y que el amor es la sobrequilla de la creación, y que son incontables las hojas rígidas o lánguidas en los campos, y las hormigas pardas en los pequeños surcos, y las costras de musgo en el cerco sinuoso, las piedras apiladas, el saúco, la hierba carmín y la candelaria.Etiquetas: Walt Whitman |
posted by Torre @ 6:00 |
|
|