Oscar Wilde -La bella donna della mia mente- |
domingo, 13 de abril de 2003 |
La bella donna della mia mente Oscar Wilde (Ireland, 1854 - 1900)
My limbs are wasted with a flame, My feet are sore with travelling, For calling on my Lady’s name My lips have now forgot to sing.
O Linnet in the wild-rose brake Strain for my Love thy melody, O Lark sing louder for love’s sake, My gentle Lady passeth by.
She is too fair for any man To see or hold his heart’s delight, Fairer than Queen or courtesan Or moon-lit water in the night.
Her hair is bound with myrtle leaves, (Green leaves upon her golden hair!) Green grasses through the yellow sheaves Of autumn corn are not more fair.
Her little lips, more made to kiss Than to cry bitterly for pain, Are tremulous as brook-water is, Or roses after evening rain.
Her neck is like white melilote Flushing for pleasure of the sun, The throbbing of the linnet’s throat Is not so sweet to look upon.
As a pomegranate, cut in twain, White-seeded, is her crimson mouth, Her cheeks are as the fading stain Where the peach reddens to the south.
O twining hands! O delicate White body made for love and pain! O House of love! O desolate Pale flower beaten by the rain!
La bella donna della mia mente
Mis miembros están roídos por una llama. Mis pies están cansados de viajar y a fuerza de invocar el nombre de mi Dama mis labios ya no saben cantar.
¡Oh pardillo! Despliega tu melodía sobre mi amor desde el zarzal de rosas silvestres. ¡Oh alondra! Canta más alto en honor del amor: una dama pasa muy cerca.
Es demasiado bella para que un hombre, sea el que fuere, pueda ver o poseer la que seducía mi corazón; más bella que una reina, que una cortesana o que el agua en la que por la noche se refleja la luna.
Su cabellera está sostenida con hojas de mirto (hojas verdes sobre su cabellera dorada). Las hierbas verdes entre los haces amarillos de la siega otoñal, no son más bellas.
Sus labios, breves, hechos más para el beso que para exhalar la queja amarga del dolor, tiemblan como el agua del arroyo, o como las rosas después de la lluvia nocturna.
Su cuello tiene la blancura del meliloto, que enrojece de placer al sol; la palpitación del pecho del pardillo no es más encantadora a la vista.
Como una granada partida en dos, mostrando sus granos blancos, así es su boca escarlata; sus mejillas tienen el matiz oscuro que presenta el melocotón que enrojece por el lado del sur.
¡Oh manos entrelazadas! ¡Oh cuerpo blanco y delicado, hecho para el amor y el sufrimiento! ¡Oh Morada de amor! Flor opalina deshecha y azotada por la lluvia.
Versión de Julio Gómez de la Serna y E. P. GarduñoEtiquetas: Oscar Wilde |
posted by Torre @ 20:22 |
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