Oscar Wilde -The harlot's house- |
domingo, 13 de abril de 2003 |
The harlot's house Oscar Wilde (Ireland, 1854 - 1900)
We caught the tread of dancing feet, We loitered down the moonlit street, And stopped beneath the harlot's house.
Inside, above the din and fray, We heard the loud musicians play The 'Treues Liebes Herz' of Strauss.
Like strange mechanical grotesques, Making fantastic arabesques, The shadows raced across the blind.
We watched the ghostly dancers spin To sound of horn and violin, Like black leaves wheeling in the wind.
Like wire-pulled automatons, Slim silhouetted skeletons Went sidling through the slow quadrille,
Then took each other by the hand, And danced a stately saraband; Their laughter echoed thin and shrill.
Sometimes a clockwork puppet pressed A phantom lover to her breast, Sometimes they seemed to try to sing.
Sometimes a horrible marionette Came out, and smoked its cigarette Upon the steps like a live thing.
Then, turning to my love, I said, 'The dead are dancing with the dead, The dust is whirling with the dust.'
But she--she heard the violin, And left my side, and entered in: Love passed into the house of lust.
Then suddenly the tune went false, The dancers wearied of the waltz, The shadows ceased to wheel and whirl.
And down the long and silent street, The dawn, with silver-sandalled feet, Crept like a frightened girl.
Casa de la ramera
Seguimos la huellas de pies que bailaban hacia la calle alumbrada de luna y nos detuvimos bajo la casa de la ramera.
Adentro, por sobre estrépito y movimiento, oímos los músicos tocando a gran volumen el «Treues Liebes Herz» de Strauss.
Como formas extrañas y grotescas, realizando fantástico arabesco corrían sombras detrás de las cortinas.
Vimos girar los fantasmales bailarines al ritmo de violines y de cuernos cual hojas negras llevadas por el viento.
Igual que marionetas tiradas de sus hilos las siluetas de magros esqueletos se deslizaban en la lenta cuadrilla.
Tomados de la mano bailaban majestuosa zarabanda; y el eco de las risas era agudo y crispado.
veces un títere de reloj apretaba la amante inexistente contra el pecho, y otras parecía que querían cantar.
A veces una horrible marioneta se asomaba al umbral fumando un cigarrillo Como cosa viviente.
Entonces, volviéndome a mi amor dije, «Los muertos bailan con los muertos, el polvo se arremolina con el polvo».
Pero ella escuchó el violín, se apartó de mi lado y entró: entró el Amor en casa de Lujuria.
Súbitamente, desentonó la melodía, se fatigaron de danzar el vals, las sombras dejaron de girar.
Y por la larga y silenciosa calle en sandalias de plata asomó el alba como niña asustada.
Versión de E. Caracciolo Trejo Etiquetas: Oscar Wilde |
posted by Torre @ 21:18 |
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