Derek Walcott -The midsummer sea, the hot pitch road...- |
sábado, 26 de abril de 2003 |
The midsummer sea, the hot pitch road... Derek Walcott ( Antillas, 1930- )
The midsummer sea, the hot pitch road, this gras, these shacks that made me, jungle and razor grass shimmering by the roadside, the edge of art; wood lice are humming in the sacred wood, nothing can burn them out, they are in the blood; their rose mouths, like cherubs, sing of the slow science of dying – all heads, with, at each ear, a gauzy wing. Up at Forest Reserve, before branches break into sea, I looked through the moving, grassed window and thought "pines" or conifers of some sort. I thought they must suffer in this tropical heat with there child´s idea of Russia. Then suddenly, from their rotting logs, distracting signs of the faith I betrayed, or the faith that betrayed me – yellow butterflies rising on the road to Valencia stuttering "yes" to the resurrection;“yes, yes is our answer, “the gold-robed Nunc Dimittis of their certain choir. Where´s my child´s hymnbook, the poems edged in gold leaf, the heaven I worship with no faith in heaven, as the Word turned toward poetry in its grief? Ah, bread of life, that only love can leaven! Ah, Joseph, though no man ever dies in his own country, the grateful grass will grow thick from his heart.
El mar del verano, la carretera de asfalto caliente...
El mar del verano, la carretera de asfalto caliente en declive, esta hierba, estas chozas que me hicieron, jungla y cuchilla siembran hierba brillando tenuemente junto a la cuneta, el filo del arte; las cochinillas bullen en el bosque sagrado, nada puede hacerlas salir con fuego, están en la sangre; sus bocas rosas, como querubes, cantan de la lenta ciencia del morir -todo cabezas, con, en cada oreja, un ala diáfana. Arriba, en la Reserva Forestal, antes de que las ramas irrumpan en el mar, miré por la ventana móvil y herbosa y pensé «pinos» o coníferas de algún tipo. Pensé, deben de sufrir en este calor tropical con su idea infantil de Rusia. Entonces, de pronto, de sus troncos pudriéndose, signos perturbadores de la fe que traicioné, o la fe que me traicionó- mariposas amarillas alzándose en la carretera a Valencia balbuciendo «sí« ante la resurrección: «sí, sí es nuestra respuesta», El Nunc Dimittis de su coro verdadero. ¿Dónde está mi libro de himnos de niño, los poemas ribeteados con hoja de oro, el cielo que adoro sin fe en el cielo, mientras el Verbo, apenado, se volvió hacia la poesía? ¡Ah, pan de vida que sólo el amor sabe leudar! Ah, Joseph, aunque ningún hombre muera jamás en su propio país, la hierba agradecida brotará espesa de su corazón.
Versión de Vicente Araguas HuergaEtiquetas: Derek Walcott |
posted by Torre @ 7:30 |
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