To the Rose upon the rood of time William Butler Yeats (Irlanda, 1865-1939)
Red Rose, proud Rose, sad Rose of all my days! Come near me, while I sing the ancient ways: Cuchulain battling with the bitter tide; The Druid, grey, wood-nurtured, quiet-eyed, Who cast round Fergus dreams, and ruin untold: And thine own sadness, whereof stars, grown old In dancing silver-sandalled on the sea, Sing in their high and lonely melody. Come near, that no more blinded by man's fate, I find under the boughs of love and hate, In all poor foolish things that live a day, Eternal beauty wandering her way. Come near, come near, come near - Ah, leave me still A little space for the rose-breath to fill! Lest I no more hear common things that crave; The weak worm hiding down in its small cave, The field-mouse running by me in the grass, And heavy mortal hopes that toil and pass, But seek alone to hear the strange things said By God to the bright hearts of those long dead, And learn to chaunt a tongue men do not know. Come near; I would, before my time to go, Sing of old Eire and the ancient ways: Red Rose, proud Rose, sad Rose of all my days.
A la Rosa sobre la cruz del tiempo
¡Rosa roja, rosa orgullosa, triste Rosa de todos mis días! Acércate a mí, mientras canto sobre los tiempos antiguos: Cuchulain luchando contra la amarga marea; Sobre el Druida, gris, nutrido por los bosques, con mirada tranquila, Que dio a Fergus sueños, y ruina indecible: Y sobre tu propia tristeza, que las estrellas, envejecidas En su danza de sandalias plateadas sobre el mar, Cantan en su triste y solitaria melodía. Acércate, para que no cegado ya por el destino humano, Pueda yo encontrar bajo las ramas del amor y del odio, En todas las pobres cosas tontas que viven un día, La belleza eterna recorriendo su camino. Acércate, acércate, acércate -¡ah, dejame sí Un pequeño espacio para que lo llene el aliento de la rosa! No vaya a ser que deje yo de oir las cosas comunes que ansían; El gusano débil escondiéndose en su pequeña cueva, El ratón de campo que corre junto a mí por el pasto, Y las pesadas esperanzas mortales que laboran y pasan, Y sólo busque escuchar las extrañas cosas dichas Por Dios a los corazones brillantes de aquellos muertos hace mucho, Y aprender a cantar una lengua que los hombres no conocen. Acércate; yo cantaré, antes de que me llegue la hora de partir, Sobre la vieja Eire y los tiempos antiguos: Rosa roja, Rosa orgullosa, triste Rosa de todos mis días.Etiquetas: William Butler Yeats |