Ephemera William Butler Yeats (Irlanda, 1865-1939)
"Your eyes that once were never weary of mine Are bowed in sotrow under pendulous lids, Because our love is waning."
And then She: "Although our love is waning, let us stand By the lone border of the lake once more, Together in that hour of gentleness When the poor tired child, passion, falls asleep. How far away the stars seem, and how far Is our first kiss, and ah, how old my heart!"
Pensive they paced along the faded leaves, While slowly he whose hand held hers replied: "Passion has often worn our wandering hearts."
The woods were round them, and the yellow leaves Fell like faint meteors in the gloom, and once A rabbit old and lame limped down the path; Autumn was over him: and now they stood On the lone border of the lake once more: Turning, he saw that she had thrust dead leaves Gathered in silence, dewy as her eyes, In bosom and hair.
"Ah, do not mourn," he said, "That we are tired, for other loves await us; Hate on and love through unrepining hours. Before us lies eternity; our souls Are love, and a continual farewell."
Efímera
«Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos, se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes porque nuestro amor declina».
Y responde ella: «Aunque nuestro amor se desvanezca, permanezcamos junto al borde solitario de este lago, juntos en este momento especial en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida. ¡Qué lejanas parecen las estrellas, y qué lejano nuestro primer beso, y qué viejo parece mi corazón!».
Pensativos caminan por entre marchitas hojas, mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica: «La Pasión ha consumido con frecuencia nuestros errantes corazones».
Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas caían en la penumbra como desvaídos meteoros, entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo. Sobre él, cae el otoño; y ahora ambos se detien ena la orilla del solitario lago una vez más. Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas, húmedas como sus ojos y en silencio recogidas sobre su pecho y su pelo.
«No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados porque otros amores nos esperan, odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable, ante nosotros yace la eternidad, nuestras almas son amor y un continuo adiós».
Versión de Luis ZalameaEtiquetas: William Butler Yeats |